INTRODUCCIÓN
La revolución industrial es un
cambio económico fundamental en la fabricación de productos elaborados, ya que
empieza a utilizarse maquinaria. Surgió a finales del Siglo XVIII en Gran
Bretaña, extendiéndose por toda Europa, y por todo el mundo después, a lo largo
del Siglo XIX. Sus principales características fueron la aparición de la
máquina, las innovaciones tecnológicas, la utilización de nuevas fuentes de energía,
la organización del obrero en fábricas, la división del trabajo y la necesidad
cada vez más grande de capital.
La revolución produciría un
cambio en el sistema económico, ya que la necesidad de capital provocó la
aparición del capitalismo industrial. La ideología del capitalismo es el
liberalismo de Adam Smith, que se basa en la no intervención del Estado y en la
siguiente afirmación: “La búsqueda del beneficio individual nos llevará a
conseguir el beneficio de la sociedad”. La palabra clave es individualismo.
Durante el capitalismo industrial
había gran cantidad de pequeñas empresas (empresas familiares), que podían
autofinanciarse, aunque cada vez iban a tener más necesidad de capital. Los
medios de producción eran de propiedad privada y se concentraban en manos de la
burguesía. El proletariado no tenía ninguna propiedad, sólo la fuerza de su
trabajo, que vendía a cambio de un salario.
Hacia el año 1780, en Inglaterra,
se produjo un cambio económico y social que originó la sociedad capitalista o
Revolución Industrial.
En el Siglo XIX, desde
Inglaterra, la
Revolución Industrial se fue extendiendo a otros países,
aunque en ellos se hablaba de industrialización para indicar que fue un proceso
más lento influido por Inglaterra.
En la Revolución Industrial
se crea una fuerte industria y se extiende el ferrocarril.
Causas de la Revolución Industrial
Aumento de la población: Desde el
siglo XVIII las epidemias de peste fueron desapareciendo y el desarrollo de la
agricultura permitió el crecimiento de la producción de alimentos y se produjo
entonces un descenso de la mortalidad catastrófica (hambre, guerras,
epidemias).
La mortalidad europea, igual que
la mortalidad infantil, se redujeron.
La natalidad fue disminuyendo
lentamente, aunque se mantuvo alta, como consecuencia el crecimiento vegetativo
aumentó bastante.
El aumento de la población fue
mayor en las ciudades. También se produjeron migraciones, especialmente hacia
América.
Mejoras en la agricultura:
Continuaron existiendo los recintos (concentración de las tierras en grandes
propiedades) con el apoyo de los gobiernos, que permitieron la introducción de
mejoras técnicas, además, algunas zonas se especializan en los cultivos más
rentables.
Las mejoras en la agricultura
favorecieron la Revolución
Industrial de 4 formas:
El aumento de la producción
permitió alimentar a una población en rápido crecimiento.
Las mejoras técnicas redujeron el
número de campesinos necesarios para trabajar la tierra, y proporcionaron mano
de obra para la industria.
Los beneficios obtenidos por los
terratenientes fueron invertidos en la agricultura, el comercio y las nuevas
industrias.
Las necesidades de metales para
los instrumentos agrícolas y la demanda de maquinaria, provocaron el desarrollo
de la industria metalúrgica y siderúrgica.
Desarrollo tecnológico: El
aumento de la demanda de maquinarias hizo que se produjeran innovaciones
técnicas que aumentaron la producción y los beneficios. Estos inventos
comenzaron en Inglaterra en el sector textil, al principio fueron inventos muy
sencillos, construidos en madera y realizados por artesanos y personas sin
preparación científica.
El desarrollo tecnológico
favoreció la
Revolución Industrial en 2 aspectos:
Lo importante no es el invento,
sino su difusión en la industria; un invento sólo se aplica cuando al
empresario le sale rentable.
Cada invento no es muy importante
en sí mismo, sino porque provoca nuevas innovaciones. La innovación más
importante fue la máquina de vapor de James Watt que produjo consecuencias de
gran importancia:
Consecuencias de la revolución
industrial
La revolución industrial operó un
cambio en los aspectos social, económico, político y del estilo de vida de la
humanidad, debido a la invención y la aplicación en gran escala de las
maquinas.
En lo económico:
Se incrementó un alto grado de
rendimiento del trabajo y se redujo el costo de producción, lo que reporto un
enorme crecimiento de las riquezas de las naciones industrializadas.
Se acumularon grandes capitales
que dieron desarrollo a compañías y sociedades anónimas.
Se diseñaron, desarrollaron y
perfeccionaron las vías de comunicación y los medios de transporte, haciendo
posible el intercambio entre las naciones.
Se crearon las cámaras de
comercio, las compañías de seguros, los bancos, etc.
Se desarrolla el sistema de
rentas a crédito. Surgieron los métodos de publicidad y las competencias
comerciales.
La artesanía y la manufactura no
pudieron competir con la gran fábrica capitalista y fueron desapareciendo
paulatinamente.
El modo de producción capitalista
que se formó en el seno del feudal, había vencido ahora todas las formas de
economía precapitalista, condenándolas a la ruina y el hundimiento irremisible.
En lo social:
Culminó el proceso de
desaparición del campesino Inglés.
Aparecieron las grandes ciudades,
que se convirtieron en centros industriales. Es decir, el abandono del campo y
el aumento de la población de las ciudades.
Cambió radicalmente la estructura
profesional de la población: a cuenta de la población agrícola se incrementó el
número de personas ocupadas en las diferentes ramas de la industria.
La agudización de los problemas
obreros y la organización de los trabajadores en gremios, sindicatos, etc.
La consecuencia principal de la
revolución industrial fue la aparición de las dos clases de la sociedad
capitalista: La burguesía industrial y el proletariado fabril, es decir, los 2
grandes grupos sociales: capitalista y obrero.
La aparición de doctrinas que
alegan dar soluciones a los problemas sociales: socialismo, socialismo utópico,
y la social-democracia, etc.
El desarrollo impetuoso de la
economía acarreó un incremento del lujo y la riqueza de la burguesía y a su
vez, de la pobreza y la indigencia en las masas trabajadoras.
En lo político:
Afianzamiento político de la
burguesía.
El estado no interviene
directamente como patrono en las actividades económicas, sino que auspicia la
industrialización y regula la legislación social a favor de los trabajadores.
La industria ocupó una situación
predominante.
Cambios en los modos de vida:
La población se concentró en las
ciudades con actividad industrial.
La producción en serie abarató
muchos artículos. Y así mejoraron las condiciones de vida.
El trabajo doméstico se hizo más
corto, al incorporarse miles de mujeres al trabajo industrial. Y las costumbres
de la familia cambiaron a medida que las mujeres comenzaron a trabajar fuera
del hogar.
ETAPAS DELA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Primera etapa de la Revolución Industrial
La primera gran etapa de la Revolución Industrial fue
la que se desarrolló entre los años 1760 y 1870. Fue un periodo marcado por los
continuos inventos. En el año 1800 Volta inventaría la pila
eléctrica. Stephenson inventó la primera locomotora de vapor en el
año 1814. En 1825 se inauguró la primera línea de pasajeros. En 1834 fue Richard
Roberts el que ideó el telar y la máquina de hilar. En 1837, Morse inventa
el telégrafo y se da el primer gran impulso a las comunicaciones. En 1863 se
inaugura el primer sistema de metro del mundo enLondres. En 1868 se lanza el primer
ferrocarril transcontinental…
Pero al mismo tiempo, la sociedad
comienza a sufrir profundas transformaciones marcadas por hechos que conducían
a la implantación de unas ideas mucho más modernas y liberales. La Revolución
Francesa fue fundamental para que esas ideas se propagaran por Europa.
Pero también la victoria de los
ingleses en la Batalla de Trafalgar sirvió en cierto modo para
fomentar el auge de la Revolución Industrial. Lo que a simple vista
parecería una catástrofe para franceses y españoles, hizo que Gran Bretaña,
la gran propulsora de la
Revolución , se hiciera con el dominio del mar en el Mediterráneo.
Se abrieron así las vías para un comercio global y al mismo tiempo los canales
necesarios como para que las ideas librecambistas que tanto se defendían en
Inglaterra llegaran aún más lejos.
Poco a poco, la semilla de una
sociedad más avanzada basada en la tecnología iba floreciendo. En aquella
primera etapa de la Revolución Industrial, la luz eléctrica, el gas y el
transporte público (tres elementos básicos de cualquier sociedad hoy en día)
habían venido al mundo. Se había pasado de ciudades alumbradas por petróleo y
donde el único medio de transporte eran los carros de caballos, a viajar en
máquinas de vapor y a tener alumbrado eléctrico.
Nos acercábamos al siglo XX con
la ilusión de nuevos descubrimientos; con una febril actividad industrial y con
una sociedad que se estaba acomodando a las ventajas que suponía gozar de unos
avances tecnológicos que laboral y socialmente ofrecían una mayor libertad,
confort y ocio. El optimismo creciente retroalimentaba la maquinaria de la Revolución
Industrial.
Segunda etapa de la Revolución Industrial
Comenzó en 1870 aproximadamente.
Y quizás fuera el invento de la dinamo la que diera un nuevo empujón a la
carrera por la modernización tecnológica. La obtención de fuerza
hidroeléctrica gracias a estas dinamos permitieron transformarla en luz, y por
ende, en energía para los nuevos transportes que iban surgiendo. La era de los
transportes daba un nuevo salto adelante, y por otro lado, la sociedad se veía
recompensada con un nuevo elemento desconocido hasta entonces: el
alumbrado. Las horas de oscuridad, de candiles y cera, quedaban atrás. Cuando
en 1879, Thomas Edison presentó la lámpara incandescente la sociedad
ya se había preparado para los grandes avances que, uno tras otro, iban a
llegar en aquellos años de finales del XIX y principios del siglo XX.
Aquel desarrollo industrial se
centró en Europa, donde el Reino Unido era el gran dominante;
la potencia mundial cuyos tentáculos se adentraban en todos los continentes.
Ellos fueron el perfecto ejemplo del significado de la Revolución Industrial.
En primer lugar porque crearon una industria textil con la que acumularon
capital suficiente como para continuar con los estudios e innovaciones
tecnológicas, y en segundo lugar, porque su vasto imperio colonial otorgaba el
material económico y en materias primas como para afrontar con garantías la
llegada de esta segunda fase en la que la siderurgia y el ferrocarril serían
los elementos principales.
Sin embargo, aquella Revolución
Industrial también tuvo sus puntos negros, que en este caso se reflejaban
en la cada vez mayor explotación laboral. Jornadas de quince horas y el
nacimiento de lo que Karl Marx definió como alienamiento de los
trabajadores.
El éxito de la Revolución
Industrial estuvo sustentado desde muchos puntos de la economía y la
cultura, pues si la sociedad supo acoplarse y recibir con expectación todos
aquellos avances y desde el punto de vista económico se estaba en una época de
bonanza, también la apertura de nuevas rutas comerciales favoreció el
engrandecimiento de todas aquellas naciones que se alineaban a ese nuevo
progreso. En ello fue importantísimo también la apertura del Canal de
Suez, en Egipto, en 1869, que permitió un comercio más fluido entre Europa y Asia.
Además las redes ferroviarias
iban en aumento, y se comenzó una carrera loca por conseguir conectar, por un
lado, las dos costas de Estados Unidos, y por el otro lado, los
principales puntos comerciales de Europa. Por último, la presentación en
sociedad de las primera líneas telefónicas de larga distancia permitió conectar
en el instante a distintos puntos del mundo agilizando de este modo el
comercio.
El ritmo de aquellos años parecía
por momentos frenético. Era una carrera contrarreloj por ser los primeros en la
que Inglaterra, Estados Unidos y Francia habían adquirido
ventaja. Pero aquel imperialismo; aquella supremacía, no hizo sino crear más
tensiones entre determinados países. Alemania e Italia se
veían relegados y pronto surgieron los conflictos políticos… estábamos
ante las puertas de la Primera Guerra
Mundial.
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