Me llamo Jean- Baptiste-Pierre Lebrun, soy pintor y comerciante
de arte. Me encuentro una vez más en este entorno tan excepcional como es
el palacio de " TRIATON". Desde hace unos días vengo porque estoy
llevando a cabo un trabajo que se me ha encomendado por parte de su
Majestad Luís XVI, en realizar un retrato de su esposa Mª Antonieta de Austria,
tarea que me hace sentirme muy responsable y privilegiado.
Fue difícil tener acceso a la
reina pues, desde el nacimiento de su primer hijo, cambió su residencia a este
palacio y tubo que abandonar su domicilio común en VERSALLES junto a su esposo
el rey Luis XVI y cancelando las visitas y negando audiencias a la alta
nobleza, y así, disfrutar de la educación y cuidados de sus progenitores. Pues
bien tras largos acuerdos se me fue llamado para empezar el encargo de su
esposo.
Es un trabajo muy reconfortable
para mi persona pues supone aprovechar
el tiempo con su Majestad y compartir unas horas al día de sus encantos e inteligencia,
me sorprende meramente su sinceridad y
disposición por su parte pera elaborar mi encargo, agradezco enormemente su
comodidad en mi presencia y yo escucho expectante sus confesiones. Las charlas
son distendidas pues ambos propinamos una conformidad en nuestras
revelaciones, a veces, abre su
corazón como si tuviera una herida que
le hace sentir cómoda en mi presencia y al hacerlas públicas a una persona, que
soy yo, y no de su entorno y de su confianza o servicio.
Son las diez de la mañana, un 15
de octubre del 1790, nos citamos en la sala de espera del palacio, con grandes
ventanales que dan paso a la luz matutina de París, al fondo se aprecia unos
grandes jardines de alta exquisitez y
gusto que nos deja disfrutar de las vistas y eso, hace que me sienta cómodo y
como en casa.
Acaban de avisarle de mi presencia
y la espera me resulta conmovedora. Se abre la puerta y aparece ella, una joven
bella, quizás de las damas más bellas de Europa, un rostro oval y un cutis
entre el color lirio y rosa por su maquillaje, ojos vivos, de un azul cielo de
color claro, su cuello es largo y soportan unos bucles dorados del mas estilo
Versalles que bajan de su cabellera formando formas al caminar, en mi opinión
una joven diosa cuando posa para mí, admiro su belleza como una estatua o un
monumento, sus risas y muecas producen una gracia voluble e irreflexiva.
-Buenos días Majestad- le saludo
con una reverencia y ella me devuelve el gesto ofreciéndome su mano para que yo
pueda besarla y oler su guante blanco de raso y disfruto de su perfume, una
fragancia fresca y natural con tonos florales.
-Retomamos nuestros encuentros- le
digo yo mientras preparo el material y ella se acomoda en el sillón de
terciopelo dónde posa espectacularmente.
-Para mí es un placer volver a verlo- responde ella- un día más disfruto con su presencia, es
un honor tener al mejor retratista de París tan cerca- aprueba ella con una
medio sonrisa.
Su trato conmigo es muy cordial y
pronto me permite distraerla con ciertas preguntas a la que ella accede
gustosamente, con la amabilidad que la caracteriza.
Majestad ruego dirigirme a usted
con su venia en llamarla con su auténtico nombre- le digo.
No insista! –suelta ella- me produciría un
engorro tener que soportar como me llamo realmente- y añade en otro tono
casi de burla- Tendría que dirigirse a mí
como Mª Antonieta Josefa de Hamburgo y Lorena, ¿ Estará de acuerdo conmigo que
es muy extenso para una persona tan pequeña como yo?...je.je- ríe desaprobando
mi intención- Además, -continúa
quitando importancia en otro tono mas pícaro-
nos une una gran amistad y cómo mejor me siento es cuándo se refieren a mí como
Mª Antonieta de Austria, Me hace recordar de dónde provengo y el cálido recuerdo de mis orígenes
austriacos.
-¿Pero sus hijos no llevan ninguno
su nombre?- le pregunto- ¿ No quiso mantener la tradición?
-No, Monsieur… tiene usted razón… opté para mis hijos otros nombres
con otros motivos, ..Mi primera hija se llama como su abuela la Emperatriz M ª Teresa de
Austria, en honor a mi madre, mi segundo hijo Luis José, será el primero en la
sucesión de su padre el rey Luis
XVI del reinado de Francia, Luis Carlos
el tercero- y su
tono se apaga lentamente cuando habla de su cuarta hija- y…Mª Sofía Helena Beatriz… que murió el año pasado afectada de una
grave enfermedad, la tuberculosis-
Termina la frase casi sin voz por
el recuerdo de la pequeña o tal vez, por lo presente que está en sus recuerdos,
eso le hace sentirse incómoda y cambia su postura, lo cuál me hace tomarme un
tiempo para que mantenga su pose inicial.
Intento distraerla como puedo
pues, su gesto ahora es mas serio y la encuentro más sensible por el recuerdo
de la pequeña Sofía- ¿ Igualmente su primer hijo Luís José le laman Delfín como su padre?- se
me ocurre de repente.
-Por supuesto, - asiente- es herencia directa
el título nobiliario de Delfín como su Majestad, todos los descendientes
directos, sucesores en la corona y primogénitos, hijos de reyes asumen el
cargo.
-Majestad , ¿ Cómo fue su
infancia? – intento entretenerla para que no se aburra y además con este tema
infantil observo que se siente cómoda.
-Soy la decimoquinta hija de mi padre el Emperador FRANCISCO I de Austria y la Emperatriz M ª TERESA
de AUSTRIA,- se conmueve en las explicaciones- Tengo buenos recuerdos de
mi infancia, disfruté rodeada de ternura y unas exquisitas atenciones, mi madre
puso mucho empeño en mi educación,
supervisando a Madame Lerclefeld, en la
mas estricta y severa higiene y
fortaleza del cuerpo.., en mi fe y en mi
nuevo idioma el francés, cuando el Embajador de Francia en Viena realiza la
petición de mano para el Delfín Luís XV, futuro Luís XVI, ambos teníamos doce años optando por
asignarme un receptor eclesiástico para
fortalecer mi educación , pues yo prefería
jugar y no tanto los estudios- se ruboriza al confesarlo-
-¿ Tenía su Majestad alguna
afición? – le pregunto.
-De niña me gustaba mucho tocar el clavelín- responde ella- un instrumento acústicamente muy agradable y me divertía mucho cuando
salía con el al jardín.
-Hábleme de su madre, ¿ Cómo era,
que recuerdos tiene …?
-Oh…!! La Emperatriz M ª
Teresa de Austria!!!, -exclama ella, eso me hace que deje de mirar el lienzo y la mire
atentamente ante la descripción que hace tan maternal- Tenía un carácter enérgico,- prosigue la reina- fue una persona muy emprendedora, de ella heredé esos dones y su
espiritualidad…Aceptó de inmediato la petición de mano del rey, me hizo
renunciar oficialmente a mis deberes sobre el trono Austríaco y el 16 de Mayo del 1770 aprobó mi casamiento. Me hizo entender en qué
consistía un casamiento “ sin amor ni atracción física” por parte de los
conyugues, sólo por compromisos dinásticos…., yo tan solo tenía catorce años
cuando recibí en alegoría por mi matrimonio con el “DELFIN de VERSALLES” el
medallón con el perfil de “ DELFINA Mª ANTONIETA”, - se calla con gesto agrio
la noto como incómoda, pero no se opone a mi interrogatorio-.
-Insisto en el cambio que sufrió
siendo tan jóvenes y gobernando cuatro años después de su casamiento a
otorgarles el reino de Francia. -¿ Tardó
en acostumbrarse a su nueva vida, Majestad ?- Le pregunto con un poco recelo,
pues yo bien sé por dónde van mis tiros, algo íntimos como la noche de bodas,
pero sólo lo insinúo..
Ella se da cuenta como inteligente que es…
pero a la vez cauta en su explicación a pesar de mi atrevimiento- A cabo de decirle que éramos muy jóvenes,
ambos teníamos la misma edad… - noto
su rubor, baja hasta la mirada como ocultando su vergüenza, prosigue- No pasó nada... fue un duro y largo
proceso.. Nuestras familias gobernaban en régimen absolutista y con nuestro casamiento se pretendía
establecer vínculos familiares entre dos monarquías continentales. – Y
termina-
Las esposas de los reyes de
Francia,- continúo yo- ..Nunca tenían protagonismo político por tradición..
pero su Majestad pronto actuó de otra
manera, ¿ cómo consiguió que en las
convenciones, ante el poder del gobierno y delante de los ministros no se
enfurecieran con su aptitud ?
-¡ Yo no podía presenciar ajena en asuntos protocolarios de estado
tantos ataques a nuestro pueblo!- exclama ella,- No
podía estarme cruzada de brazos de ninguna de las maneras, como le dije
anteriormente heredé el carácter enérgico de mi madre, ella seguía
asesorándome. Me aconsejó que no podía asistir impasiblemente a aquellos
ataques que nos hacían a la monarquía por parte
de la nobleza, Rotundamente me opuse a las reformas sociales y políticas
del sistema absolutista que la burguesía , por envidia a mi persona, pretendían y exigían excusándose en la defensa en todo
momento de los intensos ataques de la aristocracia, según ellos claro, le hice
saber a los ministros reales y a mi esposo sin intención de influir en sus
asuntos de estado.- Su tono es alto y en desacuerdo total.
A mí el tema me interesaba, y me
fascinaba sus maneras de expresarse conmigo, yo claro hacía como que no le daba
mucha importancia, en pocas veces fijaba la mirada en el cuadro para verla a
ella, y así ella notaba que como no me interesaba, era solo curiosidad.
-Según la prensa clandestina,
perdone mi atrevimiento- le insinúo, para ver su comportamiento y escuchar sus
respuestas- se rumorea que su Majestad conspiraba en beneficio de sus
compatriotas austríacos, sus intensos gastos y derroches ganan en su
impopularidad y crean una animadversión
del país francés.
-Son rumores sin fundamento, no entre usted en ese juego, habladurías y
nada mas que habladurías.- solemnemente asiente.
Pensé hasta aquí ella quiere
llegar… pero yo decidí hacerle una pregunta más.
-Majestad, se dice que usted
intrigó a la destitución del ministro de hacienda Colone. ¿ Que dice a tal
acusación?
-Pretendía instaurar un régimen fiscal igualitario y que obligaba a los
nobles a pagar impuestos y era partidario a la versión de la nobleza que
consideraba injustamente un instrumento de la política Austríaca, y apoyaba a
la prensa clandestina que mantenía que yo salía de incógnito por las noches y
me definió como una mujer que vende su país , Francia a mis compatriotas Austríacos,
Es un hombre frívolo y me acusó en mi propia cara de derrochar con facilidad y
burlarme de las altas clases e ignorar la crisis financiera de mi país. No tuve
mas remedio que tomar cartas en el asunto y favorecer a su destitución por las
consecuencias de mi reinado que pudieran ocasionar, procuré no evadirme de ese
papel meramente ornamental y
notablememnte en mi esposo Luis XVI y juntos decidimos sobre las disposiciones
de los ministros reales, nos opondremos totalmente a las reformas sociales y
apoyaremos el antiguo sistema hasta el final. – Expone su versión con total
conformidad.
Las consecuencias pueden ser
terribles Majestad, se han complicado las cosas , se pueden poner mas feas,
pueden sufrir daños después de que el pueblo tomase la Bastilla , acuérdese de lo
que ocurrió hace poco,¿ no teme por su familia?- Le pregunto con algo de
preocupación, pues en el fondo el sistema tendría que cambiar, pero yo no se lo
puedo hacer saber, sería una traición por mi parte ante sus auténticas
confesiones… y sinceramente la reina me preocupa, me ha cautivado
excepcionalmente, ejerce un poder sobre
mi persona.- ¿ Podría incluso estallar una revolución?
_Efectivamente me preocupa el bienestar y la seguridad de mi familia -me cofirma su tono algo de miedo
e incertidumbre- Si estallase una
revolución seguiría insistiendo a mi esposo que no negocie jamás por la fuerza
con los líderes modernos mas revolucionarios, principalmente me asusta
deshacerme de mis hijos, no podría soportar separarme de ellos, tendríamos
que trasladarnos y alejarnos de aquí, y
ponernos a salvo, solo Dios es justo y nos juzgará cuando llegue la hora, de
todas las maneras cuando el pueblo se
sublevó y tomaron la prisión de la Bastilla
pedí ayuda a Austria para que acudieran en nuestra defensa, aún estoy
esperando respuesta.I ría a Vornes hasta
que los ánimos se calmaran.
Dicen que desde el famoso caso del
collar su relación con el pueblo fue el detonante de su “ enemistad” con su pueblo, ¿ Qué aporta al respecto de tal acusación?- Le
increpo con la pregunta Majestad?.- Me atrevo
casi sin voz ni fuerzas a cuestionarla
-Hubo un juicio y salí absuelta.- Me aclara, con un gesto ya de cansancio, quizás por
las preguntas o por estar posando, pero no se rinde y yo por supuesto tampoco- Verdaderamente ese tema me puso enferma, me
enfureció, un tema muy escabroso y que me cuesta recordar, fui inocentemente
acusada de estafa perpetrada por el cardenal de Rohan en la cual me vi
implicada. No me involucré nunca con el dichoso collar de diamantes, jamás lo
llegué a ver, ni siquiera sé quién es su dueño., ni dónde se encuentra en la
actualidad, mi suegro antes de morir lo encargó a unos orfebres parisinos pero
tras su muerte los joyeros nunca recuperaron su dinero, el precio era elevado
1`5 de libras con diamantes engarzados, el cardenal se hizo responsable bajo mi
nombre y mas tarde se descubrió que yo no tenía nada que ver con él, el
cardenal era el responsable y lo arrestaron por impostor y eso supuso mi
inocente involucración, pero fue un escándalo inevitable.- Me convenció una
vez mas con su buena oratoria de la era capaz pero noté al instante su
cansancio y concluyó de esta manera: -
Monsieur Jean Baptiste, es hora de descansar, … por hoy hemos acabado- Me
anuncia ella y da por concluida mi visita, la veo como se recompone majestuosamente
sus faldas de estar sentada y se dirige a sus aposentos con una sonrisa de
medio labio, desaparece ante mí dejándome totalmente impresionado.
Sus revelaciones son poderosas, no
me lo puedo creer, recojo mis bártulos, las horas en estas estancias se me
hacen muy cortas, guardo mis oleos y se
me escapa un suspiro al contemplar el lienzo, buen trabajo me digo a mí
mismo….me produce cierta melancolía pensar que ya nos queda poco para acabar,
sin duda es el mejor trabajo que me han ofrecido, tapo el lienzo con una suave
tela de lino para su protección y me pongo mi levita también para protegerme a
mí mismo, salgo de la habitación no
antes de echar una nueva mirada atrás dónde guardo mi mayor tesoro, su belleza
y sus confesiones, tal vez, algún día me obligue a guardar silencio y yo lo
haré encantado, porque Maria Antonieta de Austria, reina de Francia me ha
cautivado
Volví a palacio una vez más, jamás
me sentí tan orgulloso del trabajo que conseguí, parte también de la modelo, me
felicitó y pagó mis honorarios con una bolsa de monedas de plata, tengo para
bastante tiempo con los tiempos que corren… estalló la Revolución Francesa.
Tras la muerte de su esposo Luis XVI , rey de Francia, condenado a la
guillotina en manos de Robespierre, a Maria Antonieta la trasladaros a la
consejierie para condenarla igual que su marido corriendo, la misma suerte que
él seis meses después. La separaron de sus hijos como temió en su momento de confesiones, igual
nunca imaginó este destino, por lo menos a mí no me lo dio a entender… igual sí
que se lo imaginaba pero en realidad supongo que sería por miedo. No pude asistir a su muerte, no fui a la
plaza, era incapaz de ver como ofrecían la cabeza de esa mujer al pueblo como
triunfo de la revolución .No quise verlo, intento mantener mi recuerdo a la
mujer que en su día me fascinó.
Yo lo resumo como un síndrome que
me paralizó.
Ahora hago públicas sus
confesiones, su entrevista que no me impidió nunca que salieran a la luz, no le
dio tiempo, huyó a Vornes donde la
detuvieron junto a su familia.
Solo tenía treinta y ocho años
cuando murió hace dos años, en el 1793.
Dicen que el día que se despertó
amaneció con el pelo completamente blanco… ¿realidad o ficción? .
Los expertos explican que se trata
de una falta de secreción, un cambio de
color inesperado y de forma brusca, este tipo de alopecia ocurre de la noche a
la mañana, una enfermedad de base genética que sin dúdale estrés desempeña un papel muy particular y sea un
efecto desencadenante, la angustia y la tensión que sufrió los últimos meses de
su vida aceleró su alopecia por las que sus células del sistema inmune destruye
el folículo piloso.
París, 15 de octubre de 1795
Realizado por Francisca García Carretero
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